sábado, 25 de diciembre de 2010

Gaudi

Sin duda uno de los arquitectos mas importantes e impresionantes de España.

Con obras de gran importancia como  el Palacio Episcopal de Astorga, La Puerta de la Finca Miralles y  el templo expiatorio de La Sagrada Trinidad.
Esta ultima  tal vez la más conocida expresión del gótico. Trabajo en ella desde 1915 y este continuo hasta sus últimos días.

La cripta y el ábside son de estilo neogótico, el resto de la construcción es naturalista. Para esta obra Gaudí creó un tipo de columna helicoidal, arborescente e inclinada, con el fin de imitar un bosque dentro de la obra. Gaudi elaboro un templo con una buena estructura y a la vez agradable para quien lo ve.

La Sagrada Familia tiene planta de cruz latina, de cinco naves centrales y transepto de tres naves, y ábside con siete capillas. Luce tres fachadas dedicadas al Nacimiento, Pasión y Gloria de Jesús, y cuando concluya su construcción tendrá 18 torres( cuatro en cada portal haciendo un total de doce por los apóstoles, cuatro sobre el crucero invocando a los evangelistas, una sobre el ábside dedicada a la Virgen y la torre-cimborio central en honor a Jesús, que alcanzará los 170 metros de altura). El templo dispondrá de dos sacristías junto al ábside, y de tres grandes capillas: la de la Asunción en el ábside y las del Bautismo y la Penitencia junto a la fachada principal; asimismo, estará rodeado de un claustro pensado para las procesiones y para aislar el templo del exterior. Gaudí aplicó a la Sagrada Familia un alto contenido simbólico, en arquitectura y escultura,teniendo asi cada parte del templo un significado religioso. 
El gran Gaudi no pudo ver su eminente obra conclusa.


Mariano Retro

Mariano retro, la exposición mas antigua de Ecuador, realizada en honor al salón Mariano Aguilera. Llevada a cabo desde 1907 hasta 2007. Exhibiendo  las obras ganadoras de cada año,  en varias tecnicas y tipos.
Dividida en  cuatro pabellones y cada uno de estos enfocado en un tema. 
Tres de  ellos  se dirigen a la pintura y uno a la escultura.

En la primera sala se representa el indigenismo y paisajes. Exponiendo escenas de la vida diaria con expresión de melancolia en sus rostros e imagenes de paisajes, como la del coloso Chimborazo.

En la segunda sala se trabaja en  la neofiguración. Se observa el cubismo, lo abstracto. Por lo general usan técnicas  mixtas y se usan materiales como el cartón, el papel, la tela y la madera.

En la tercera sala  están las obras escultóricas dividas en figurativas y no figurativas. Varias obras  no tienen una forma definida son la mezcla de materiales y formas distintas para expresar una sola forma. Junto a ellas están las  composiciones geométricas . Los materiales más usados son el metal y la madera.

En el último de los pabellones está del estilo contemporáneo. En estas obras se puede observar uso de una sola gama de colores, se puede notar  protesta  social  religioso.

Una exposición que sin duda  llama la atención, con obras muy interesantes sin olvidar a los grandes artistas que las realizaron.

viernes, 5 de noviembre de 2010

TOCAR, MIRAR, SENTIR

La exposición Tocar. mirar, sentir; realizada con la colaboración del Museo de Louvre en la Universidad Catolica.

Es una muestra clara de arte,  con un solo objetivo.
Quienes tengan distinto tipo de discapacidad pueda formar parte de esto, apreciando las diferentes obras de arte.
Dentro de esta muestra  hay 16 réplicas de esculturas, realizadas por los mismos estudiantes de la Univrsidad.

 La exposición sirve para  conocer  de que forma se percibe la experiencia sensorial de visita a un museo y por ello las réplicas son tocadas.

Al llegar, una persona sirve de guia  para el analisis de cada una de las obras, repartiendo un antifaz a cada uno de los visitantes.


Un evento que en realidad gusto, y llamo la atencion.




martes, 2 de noviembre de 2010

Día de los Difuntos

2 de Noviembre, un día en el que muchas personas, en especial los pueblos indígenas mantienen la costumbre de recordar a sus seres queridos, que pese al tiempo de su partida no dudan en compartir una pequeña comida con aquellos que dejaron sus huellas por este mundo.
Una costumbre que ha existido desde el periodo prehispánico, donde los difuntos eran importantes.
Desde la Audiencia de Quito, con ideologías católicas, creían que debían rezar por  las almas de sus muertos  para llevarlos a la salvación. 
Ya dicho antes, quienes mantienen estas costumbres son los pueblos indígenas, llevando a las tumbas colada morada, cuyes, y la comida preferida del difunto.
Sin olvidar mencionar, que un día antes, cada familia va al lugar a prepararlo para el siguiente día, pinta, limpia, y lo prepara de la mejor forma.


Cementerio de San Andrès, en la ciudad de Riobamba.




Un día antes las personas van al cementerio a preparar las tumbas. 





La tradición de enterrar juntos a quienes en vida fueron  esposos 





 Cementerio de Calpi (Provincia de Chimborazo)






Cementerio de Cajabamba (Provincia de Chimborazo)




Cementerio de Riobamba(Provincia de Chimborazo)



No podemos olvidar a aquel hombre que cada año nos acompaña con su acordion, sentado fuera del cementerio haciendo música.



El Animero es una costumbre del Cantón Penipe, los últimos 2 años se llevo a cabo en Riobamba, donde toda la ciudadanía estuvo invitada por medio de un periódico de la ciudad.


Un día antes del Día de los Difuntos, un animero recuerda a los fieles que deben rezar  por los que dejaron esta vida.
Un Animero envejece en esta actividad y antes de su muerte entrega la posta a un joven que desee reemplazarlo.Dice que lo mas importantes es tener “fuerza de carácter y no ser cobarde”.



Según la tradición cristiana, en el lugar se encuentran las almas que no hicieron penitencia en vida y esperan la hora de la gloria final.

El Animero es el representante de esas almas en la tierra y solicita oraciones todas las noches desde el 15 de octubre hasta el 2 de noviembre de todos los años.

No podrá hablar más con la gente durante su recorrido. Desde su salida de la iglesia estará únicamente al servicio de los muertos.

No puede mirar hacia atrás, porque según dice: “ duele la cabeza y parece que nos pegan”.

 Repitiendo  en cada esquina del pueblo: "Recordad almas dormidas, rezaran un Padre Nuestro y un Ave Maria por las benditas almas del purgatorio, por el amor a Dios”

Sigue  su camino.. La gente del pueblo dice que al salir del cementerio todas las almas lo siguen en una procesión nocturna y ruidosa que la escuchan a su paso por los caminos.

Tal vez esa es la razón por la que  nunca mira atrás, quizás por eso ningún perro se atreve a atacar a un Animero y casi nunca utilizan el látigo que llevan escondido.

El Animero sigue su camino  entre las tinieblas de una noche de noviembre. Muchos dicen que le acompañan las almas condenadas al Purgatorio, tal vez así sea, sin embargo camina solo entre los vivos.




No cabe duda que las tradiciones de nuestros pueblos indígenas permanecen, es muy grato conocer y vivir cada una de ellas.


domingo, 24 de octubre de 2010

ARTE GOTICO. (Arquitectos, Escultores, pintores)

ARQUITECTOS

JUAN GUAS



Desde su juventud siguió los pasos de su padre Pedro Guas, con el que colaboró en el equipo de Hanequin de Bruselas en la realización de la Puerta de los Leones de Toledo. La mayor parte de su trayectoria profesional se desarrolla en Castilla, coincidiendo con la monarquía de los Reyes Católicos. Destacó por ser el máximo baluarte del estilo isabelino. En los primeros años de la década de los sesenta se instala en Avila, donde realiza la puerta de la catedral y diez años después su nombre aparece vinculado al claustro de la catedral de Segovia, donde detentó el cargo de maestro mayor hasta 1491. En estos años interviene además en el Parral, la Cartuja del Paular y la catedral de Toledo. Pero es en el Palacio del Infantado (1480-1483) en Guadalajara, donde mejor expresa su maestría por su magnífica decoración. Para su ejecución se inspira en el prototipo de palacio señorial que entonces imperaba en Castilla. En este proyecto contó con la ayuda de Enrique Egas. Otra de sus obras cumbres es la iglesia de San Juan de los Reyes en Toledo, donde la sencillez del diseño arquitectónico permite una mayor apreciación de los motivos ornamentales de estilo flamígero y mudéjar. En este edificio, edificado para conmemorar la batalla de Toro, es importante destacar la decoración heráldica ya que en un principio se pensó que podría ser capilla funeraria de los Reyes Católicos. En este proyecto le ayudaron Enrique Egas yEgas Cueman. Cuando falleció ocupaba el cargo de maestro mayor de la catedral y de las obras reales.



Toledo se convierte en uno de los grandes focos de la arquitectura peninsular de la segunda mitad del siglo XV. Para conmemorar el nacimiento del príncipe don Juan y la victoria conseguida en Toro en el año 1476, la reina Isabel funda el convento de San Juan de los Reyes en Toledo. Juan Guas será el encargado de llevar a cabo las obras.



CHARLES GAUTER DE ROUEN


De nombre Charles Gauter de Rouen, emigró a Barcelona desde Rouen durante la Guerra de los Cien Años. Se convirtió en arquitecto de las catedrales de Barcelona y Lérida, visitando Zaragoza y Sevilla, donde también trabajó en la construcción de la nueva catedral. Formado en el Gótico Internacional, dominaba la decoración de pequeña escala, preciosista y laboriosa.

El haram o sala de oración de la antigua mezquita, en uso como espacio cristiano religioso, definirá el ámbito de la nueva catedral. Tendrá cinco naves, de gran anchura -76 metros en total y 116 de longitud- y altura: 36 metros la central y 26 las laterales, alcanzándose la cota máxima en los 40 metros del crucero, siendo la mayor en superficie hasta la construcción de San Pedro del Vaticano. En las naves laterales se disponen capillas intercaladas entre los contrafuertes. En la actualidad es el mayor templo gótico del mundo y el tercero en dimensiones, sólo superado por la basílica de San Pedro del Vaticano y la catedral de San Pablo de Londres. La cabecera se modificó y la capilla de los Reyes es del siglo XVI. Dentro de las numerosas capillas se encuentran enterrados los reyes Fernando III, Beatriz de Suabia, Alfonso X y Pedro I y personajes ilustres como el cardenal Cervantes y Cristóbal Colón y su hijo Hernando.
En 1928 la catedral sevillana consiguió la catalogación de Monumento Nacional y en 1987 entró en el catálogo del patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Eugène Viollet-le-Duc

Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc (París, 27 de enero de 1814 - Lausana, 17 de septiembre de 1879) fue un arquitecto, arqueólogo y escritor francés. Representa una de las más importantes figuras de la escuela racionalista francesa, que rechazó la enseñanza de la Escuela de Bellas Artes, sustituyéndola por la práctica y los viajes por Francia e Italia.
Se dedicó principalmente a la restauración de conjuntos monumentales medievales como la Cité de Carcasona o el Castillo de Roquetaillade, siendo criticado por el atrevimiento de sus soluciones. Sus restauraciones buscaron recuperar o incluso mejorar el estado original del edificio, con un interés centrado más en la estructura y en la propia arquitectura que en los elementos decorativos. Utilizó el estudio arqueológico en el examen crítico inicial de los edificios, como paso previo para conocer su realidad y defendió el uso del hierro y la coherencia de la arquitectura gótica, en contra del eclecticismo.
Más importante es su aportación teórica, en la que defendió el uso de una metodología racional en el estudio de los estilos del pasado, contrapuesta al historicismo romántico. Sus teorías ejercieron una gran influencia en artistas posteriores, como Guimard, Gaudí, Horta o Vilaseca.




Biografía
Nacido en el seno de una familia de la alta burguesía, desde muy joven se interesó por la Arquitectura de la Edad Media y aunque fue discípulo de Aquiles Leclère, rechaza ingresar en la escuela de Bellas Artes deliberadamente para autoformarse recorriendo Francia e Italia con un bloc de notas en mano. En 1834 se casó con Elisabeth Cabrera.
En 1836 partió hacia Italia donde visitó Sicilia y se dedicó al estudio del arte griego y romano, regresando a París en 1837 para recorrer Francia y estudia sus monumentos más sobresalientes. Su erudición le valió el nombramiento en 1840 de inspector de los trabajos de restauración de la Sagrada Capilla bajo la dirección de Félix Duban. Ese mismo año la Comisión de Monumentos históricos, de la mano de Prosper Merimée, le encargó la restauración de la iglesia de Vezelay a la que seguirían otros trabajos que tuvieron gran resonancia.
En 1842 logró mediante concurso la restauración de Nuestra Señora de París junto con Lassus. Fue nombrado arquitecto de la abadía de San Dionisio en 1846, inspector general del servicio diocesano en Francia en 1853 y profesor de Historia del Arte y Estética de la Escuela de Bellas Artes, recién reorganizada por Vaillant, en 1863 aunque dimitió al año siguiente.
Supervisó todos los edificios medievales franceses que fueron restaurados siguiendo los principios arquitectónicos que se derivaban de sus formas (Castillo de Roquetaillade).
Entre otros reconocimientos fue nombrado oficial en 1858 y comendador en 1869 de la Legión de Honor y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Bélgica en 1863.
En los comienzos del sitio de París en 1870 organizó la legión auxiliar de ingenieros y con el grado de teniente coronel recibió el encargo del servicio exterior. Gran amigo de Napoleón III, se declaró librepensador provocando la reacción del clero y obligándose a dimitir de sus cargos de inspector general diocesano y arquitecto de las catedrales de Amiens, Clermont, Reims y París.
Teoría de la restauración
En sus teorías defiende que el restaurador debe ponerse en la piel del arquitecto-creador primitivo; entender el espíritu de la obra y aplicarlo a la reconstrucción de la misma. Trata de devolver al edificio su forma original (forma prístina), o como él entiende que debió haber sido, puesto que afirma que a partir de las partes que aún existen es posible reconstruir el total, por pura coherencia del estilo. Llegó a decir en su "Diccionario razonado de la arquitectura francesa", 1868: "El estilo es a la obra de arte, lo que la sangre es al cuerpo humano". Sostiene la necesidad de prescindir de actitudes subjetivas en la restauración, precepto que él mismo incumplía a menudo. Sus intervenciones sobre los diversos monumentos franceses se caracterizaron siempre por la primacía del estilo gótico, considerado superior por Viollet desde el punto de vista tanto técnico como estético. La llamada "unidad de estilo" perseguía resaltar los aspectos medievales del edificio intervenido, lo cual obligaba a eliminar o al menos alterar los elementos "inferiores" o secundarios añadidos con posterioridad en los momentos renacentista, barroco o neoclásico. Lo cierto es que en muchas ocasiones, las intervenciones violletianas provocaron la desaparición de interesantes añadidos de indudable calidad y valor histórico artístico, así como causaron la ruptura del proceso vital de la obra artística: el intervencionismo indiscriminado borraba de un plumazo las variadas huellas que señalaban el paso del tiempo en el edificio.

Viollet-le-Duc es una figura discutida, totalmente opuesta a John Ruskin, puesto que éste último defiende la conservación frente a la restauración. Se achaca a Le-Duc falta de rigor histórico al buscar una recuperación idealizada del edificio, añadiendo incluso partes que nunca habían existido. Sin embargo su influencia ha sido grande en toda Europa, llegando a crear escuela; en España por ejemplo se procedió a restaurar algunas partes considerables de la catedral de León, tales como el hastial oeste, la fachada sur o la cúpula barroca, intervenidas por Madrazo y Demetrio de los Ríos entre otros. De lo que no hay duda es de su profundo conocimiento del arte medieval, habiendo incluso quien lo considera un gran arquitecto gótico nacido fuera de tiempo.

ESCULTORES

Claus Sluter

Claus Sluter fue un escultor gótico de origen flamenco.
Su fecha de nacimiento se desconoce, pero se calcula en torno a 1350 en Haarlem. Murió en 1405 o 1406 en Dijon, Francia. Se le considera el principal representante de la escultura borgoñona en la segunda mitad del siglo XIV.
Vida
Sluter probablemente trabajó en Bruselas antes de trasladarse a la ciudad de Dijon, donde desde 1385 hasta 1389 fue asistente de Jean de Marville, escultor de la corte de Felipe el Atrevido, Duque de Borgoña. Desde 1389 hasta su muerte desempeñó el cargo de escultor de corte. Entre el 24 de septiembre de 1405 y el 31 de enero de 1406, murió en Dijon. Fue sucedido por su sobrino Stephan Sluter de Werve, que continuó con el cargo de su tío.
Aunque Sluter ha sido encuadrado dentro de los denominados estilo suave y gótico internacional, su estilo realista apunta al futuro y tiene una gran influencia en el desarrollo la escultura del siglo XV. Fue el más importante escultor de la Europa septentrional de su época y considerado pionero del realismo nórdico. Restauró la escultura figurativa a escala monumental y naturalismos propios de la época clásica. Su trabajo de madurez es muy emotivo, atento a las expresiones faciales y los detalles de sus esculturas, lo cual puede verse en particular en sus característicos ropajes pesados, que muchos otros imitaron más tarde.
Obras
Sepulcro de Felipe el Atrevido


Sluter fue responsable, en parte, del sepulcro de Felipe el Atrevido, en el que parece que trabajó desde 1385, pero fue acabada con el sucesor de Sluter, Claus de Werve. La parte alta del sepulcro incluye una imagen idealizada del duque, acompañado por dos ángeles y un león. A su alrededor, cuarenta plañidores en la parte baja, en forma de encapuchados, tema que alcanzó posteriormente gran difusión.
Portal de la Cartuja de Champmol


Su segundo gran trabajo es el programa escultórico de la portalada de la Cartuja de Champmol, mandada construir por Felipe el Atrevido cerca de Dijon. Se representa a María con el Niño (1391), presidiendo el parteluz, flanqueados por la pareja fundadora, Felipe y Margarita III de Flandes en el espacio de las jambas, con ménsulas y doseletes muy decorados. Aparecen también en el conjunto las figuras de san Juan y santa Catalina presentando a los donantes. Todas las esculturas del conjunto exhiben amplios vestidos y mantos, de complicados pliegues, que les otorgan una apariencia aristocrática. Es de destacar la presencia de los comitentes en un espacio reservado hasta ese momento a las figuras sagradas.
El Pozo de Moisés


De sus obras, la más famosa que ha llegado a nuestros días es el Pozo de Moisés (1395–1403), creado para el claustro de la Cartuja de Champmol. En principio, era un calvario monumental para el claustro, con seis figuras de profetas en la base de la fuente: Moisés, David, Jeremías, Zacarías, Daniel e Isaías y, sólo como fragmento, la Crucifixión. Parece que la obra se basó en la idea de la fuente de la vida (fons vitae). Las esculturas aparecen totalmente liberadas del marco, además de estar dotadas de un naturalismo extremo. Los tipos humanos son corpulentos, de volúmenes rotundos y gran monumentalidad. Esto se debe en parte a la forma de esculpir los ropajes, que tiene un caracter pesado y voluminoso con pliegues gruesos y profundos, muy peculiar del maestro. Es característica también la forma de captar las expresiones, convirtirtiendo las esculturas en auténticos retratos.

Gil de Siloé

 

Gil de Siloé (los historiadores del arte también le nombran como Gil de Siloe o, simplemente, Gil Siloe), fue un escultor castellano en estilo gótico activo en los últimos años del siglo XV. Hijo suyo fue Diego de Siloé, escultor y arquitecto en estilo renacentista

Vida y estilo
Gil de Siloé es una de las máximas figuras de la escultura hispánica, y europea por extensión, del siglo XV, cuando las formas del gótico postrero, hibridadas por las del arte mudéjar y las influencias flamencas de tipo flamígero, dieron origen al estilo gótico isabelino, exclusivo de España, del que Gil de Siloé es representante emblemático.
Los nombres por los que es conocido evidencian la confusión que rodea su origen. En algunos documentos se le cita como Gil de Emberres (Amberes), por lo que se cree fuera originario de Flandes[ en otros como Gil de Urlianes, por lo que podría venir de Orleans. El nombre que habitualmente se repite en los documentos es el de Maestre Gil; sólo en algún momento muy concreto se añade la palabra Siloe,[ y aplicada sobre todo a su hijo Diego] Para algunos era Abraham de Nürenberg] a quien trajo a España Alonso de Cartagena, para otros en cambio provenía del mundo de los conversos. “En definitiva, estamos ante alguien venido de fuera con un bagage de formación nórdica, donde acusa lo flamenco, aunque en parte tampoco le es ajeno lo germano”[] y aún esto es para algunos discutible, pues imaginan podría ser burgales hijo de algún oficial que acompañó a Juan de Colonia cuando se asentó en la ciudad.]
Desconocemos cómo apareció en Burgos, y cómo enlazó con la familia Colonia; si fue por parentesco, por misma nacionalidad ó por afinidad artística. El hecho es que Juan y Simón de Colonia,-los dos grandes arquitectos de las postrimerías del gótico-, y,-el gran imaginero-, Gil de Siloe vivieron unidos en permanente colaboración.]
Su nacimiento puede datarse alrededor de 1440-50 y probablemente no mucho antes.[]
Desarrolló su actividad en Castilla y más concretamente en la ciudad de Burgos y sus alrededores. Está documentado entre los años 1470[] y 1501[fecha probable de su fallecimiento[ en la capital castellana. En este lapso de tiempo pueden distinguirse dos períodos muy diferentes. En el primero, 1470-1486,] vida y obra aparecen entre brumas en la que apenas se dibujan los contornos; en el segundo, 1486-1501,[ las vemos ya nítidamente dibujadas dirigiendo Gil un gran taller y con una vida acomodada.
Casó con una hija de Pedro de Alcalá,[ con la que tuvo dos hijas y dos hijos, uno de los cuales fue el famoso Diego de Siloe,[ artista que destacará fundamentalmente como arquitecto en el Renacimiento.
Su estilo es recargado, decorativista y muy minucioso, dotado de un extraordinario virtuosismo técnico.
Taller
La envergadura y el amplio número de obras encargadas a Siloe en un espacio de tiempo documentado relativamente corto, 1486-1501, -Burgos era una ciudad rica en el último tercio del siglo XV, en ella vivía multitud de mercaderes, comerciantes,etc, con negocios de gran envergadura- así como el nivel de calidad altísimo que mantuvo en la mayoría de las ocasiones, -algunas familias habían adquirido un fuerte poder y hábitos copiados de la aristocracia: encargaban su sepulcro en capilla propia, organizan su casa como una gran residencia, adoptan signos caballerescos, etc- indican la existencia de un taller disciplinado que había asumido perfectamente su manera de hacer.[]
El taller de Siloe en Burgos, era un taller en el que había una personalidad creadora reconocida en el medio en el que vivía, que ideaba formas y tenía aprendices y ayudantes que expansionaban su estilo. La obra de arte era considerada como un trabajo al servicio de un funcionalismo religioso ó político. Se trataba de una capacidad técnica, la del escultor, para hacer retablos de grandes dimensiones e imágenes ó sepulcros en cantidades ingentes, que les eran demandados. El retablo, por su aparatosidad, por su dimensión, llamaba la atención del fiel y le ponía en relación con los misterios del dogma allí relatados con una pretensión de realismo.
Con Siloé en Burgos, la idea general, la concepción global, pasó a ser la protagonista del quehacer artístico: había que darla una plasmación mediante relieves, esculturas y pinturas, que quedaban subordinadas a las líneas arquitectónicas y decorativas del conjunto. Gil de Siloe, más que escultor, -que también-, de imágenes o relieves, es autor de un conjunto subordinado a una serie de leyes: dimensiones acordes con el enmarcamiento arquitectónico en que va a ir situado, temas iconográficos, riqueza decorativa y de materiales. El mecenas, en el caso de los retablos, no se interesaba, en general, por el valor estético o por la creatividad de cada escultura ó de cada relieve, sino que lo que le interesaba era el conjunto y que los asuntos reflejados fuesen claros y se ajustasen a los temas convenidos. Esto explica la importancia de la acción del maestro que organizaba todo el trabajo del conjunto: el que ideaba la arquitectura, su decoración y distribuía los espacios para alojar la imaginería.

Obra
Cartuja de Miraflores
Sus obras más importantes se encuentran en la Cartuja de Miraflores. El conjunto cartujano, emplazado en la capilla mayor del monasterio, lo integran tres elementos: en el centro del presbiterio, los sepulcros de bultos yacentes, ricamente ataviados, de los reyes castellanos Juan II e Isabel de Portugal, formando ambos un único conjunto de planta estrellada de ocho puntas; adosado al muro del Evangelio, el sepulcro del infante Don Alfonso, y en la cabecera, el retablo principal.




Sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal
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Sepulcro de los reyes Juan II e Isabel de Portugal, obra de Gil de Siloé, en la Cartuja de Miraflores.
Los sepulcros reales, facturados en alabastro, que las manos del artista moldea como si estuvieran realizados en cera, reclamaron a Siloé cuatro años de trabajo, entre 1489 y 1493. Fueron un encargo de la reina Isabel la Católica, hija de los monarcas, y en ellos el virtuosismo del autor llega a extremos de difícil superación.
En el encargo de los sepulcros hubo mucho más que la intención de cumplir con un deber real y filial. Por una parte Isabel señalaba con claridad cual era el árbol genealógico correcto de la dinastía, al tiempo que olvidaba de un modo consciente a su hermanastro Enrique IV no querido;[] por otra, en un momento en que la aristocracia construía los más ostentosos recintos funerarios conocidos hasta entonces, pretendía que lo que se hiciera en la Cartuja fuera ejemplar como símbolo de afirmación monarquica.]
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Detalle del Sepulcro de los reyes Juan II e Isabel de Portugal. Cartuja de Miraflores.
La forma en planta del monumento funerario es la de una estrella de ocho puntas (intersección de un rombo y un rectángulo); por su gran superficie hubo lugar en ella para diversas imágenes, además de para las yacentes de los reyes.[] Del conjunto sobresale el virtuosismo con que está trabajado el brocado del vestido real.[]
Las cuentas del monasterio hablan de que se emplearon 158.252 maravedises en el alabastro (traído de Cogolludo -Guadalajara- y lugares limítrofes) y que el precio del trabajo se elevó hasta 442.667 maravedises (es decir, casi las tres cuartas partes del total).





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Sepulcro del Infante don Alfonso
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Sepulcro del Infante don Alfonso, obra de Gil de Siloé, en la Cartuja de Miraflores.
El sepulcro del infante Don Alfonso se trata de un bulto orante bajo arcosolio carpanel con intradós, con caireles calados (por desgracia, diversos destrozos han ido haciendo desaparecer gran parte del cairelado de la izquierda y todo el de la derecha; de haberse conservado se asemejaría a una celosía que dejara el fondo en penumbra) y trasdós conopial, más dos esbeltas pilastras -uno de los lugares elegidos para incorporar la iconografía religiosa- aguzadas en los extremos. La decoración marginal se impone en todo el conjunto; se ha recurrido a lo vegetal,-vid, roble, cardo, bellotas, racimos de uvas, …-, a lo animal, -caracol, conejo, águila, león, lechuza, zorro, ardillas, aves-, y a lo humano en forma de niños desnudos, putti, de tamaños y actitudes variables. ¿Motivos ornamentales ó significativos?.
La superficie limitada entre los dos arcos está cubierta por una profusa ornamentación que acoge, en la parte media superior, un San Miguel guerrero en lucha contra el dragón diabólico por encima del cual aparece un rostro tricéfalo. La estatua del infante don Alfonso arrodillado, en actitud orante, centra la composición. Le precede un reclinatorio cubierto por un riquísimo paño de brocado donde reposa sobre un cojín un libro abierto de oraciones. Dos aspectos llaman poderosamente la atención de los especialistas: la existencia de un brazo y mano envuelto en ropaje en actitud de cambiar las hojas del libro y que tan sólo puede verse desde una posición cenital, y la inclinación del paño que cubre el reclinatorio inclinada de una manera contraria a lo que sería lo normal.[]
La iconografía religiosa del sepulcro de don Alfonso destaca por su sencillez y concreción.[Culmina el sepulcro una solemne Anunciación habitual en los monumentos funerarios de la época; entre María y el Arcangel, el jarrón de azucenas. Los Apóstoles y los Santos podían ser poderosos intercesores a la hora de la muerte y un testimonio de la fe del difunto; aquí los encontramos, dispuestos por parejas, en los pilares de enmarcamiento del sepulcro.


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PINTOR


Pere Serra


Detalle del retablo del Espíritu Santo, de la Seo de Manresa, obra de Pere Serra

Detalle del retablo de Todos los Santos del monasterio de Sant Cugat
Pere Serra o Pedro Serra fue un pintor de la Corona de Aragón de estilo italo-gótico, que estuvo activo en Cataluña entre 1357 y 1406.

Biografía

Provenía de una familia de pintores activos en Cataluña en el siglo XIV. También lo fueron sus hermanos Jaume, Francesc y Joan. Cultivaron los hermanos Serra el estilo italo-gótico, de influencia en especial sienesa, como era por otro lado típico del siglo XIV catalán. Realizan figuras menudas, estilizadas, de ojos rasgados y boca pequeña.
De los cuatro hermanos, Pere Serra es el más dotado y quien tuvo una más larga carrera. Ingresó en el taller de Ramón Destorrents en 1357. Se interesó más por el colorido que por los conceptos espaciales. Desarrolló trabajo de taller, según se evidencia en la reiteración de los mismos modelos pictóricos.
Pere Serra colaboró con sus hermanos en la realización del retablo del monasterio de Sigena (Huesca), hoy en el Museo Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona.

Obras destacadas

A Pere Serra se le atribuye:
  • Retablo de la Venida del Espíritu Santo o de Pentecostés, para la catedral de Manresa, hacia 1394. Es considerada su obra maestra, de gran riqueza iconográfica. La tabla central del banco es de Luis Borrassá (1411).
  • Virgen con 6 ángeles músicos y predela, tablas procedentes de Tortosa, hoy en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Sigue el modelo de la Madonna angelicata.

  



jueves, 21 de octubre de 2010

ArteGotico....Arquitectos, Escultores, Pintores.

ARQUITECTOS

Desde su juventud siguió los pasos de su padre Pedro Guas, con el que colaboró en el equipo de Hanequin de Bruselas en la realización de la Puerta de los Leones de Toledo. La mayor parte de su trayectoria profesional se desarrolla en Castilla, coincidiendo con la monarquía de los Reyes Católicos. Destacó por ser el máximo baluarte del estilo isabelino. En los primeros años de la década de los sesenta se instala en Avila, donde realiza la puerta de la catedral y diez años después su nombre aparece vinculado al claustro de la catedral de Segovia, donde detentó el cargo de maestro mayor hasta 1491. En estos años interviene además en el Parral, la Cartuja del Paular y la catedral de Toledo. Pero es en el Palacio del Infantado (1480-1483) en Guadalajara, donde mejor expresa su maestría por su magnífica decoración. Para su ejecución se inspira en el prototipo de palacio señorial que entonces imperaba en Castilla. En este proyecto contó con la ayuda de Enrique Egas. Otra de sus obras cumbres es la iglesia de San Juan de los Reyes en Toledo, donde la sencillez del diseño arquitectónico permite una mayor apreciación de los motivos ornamentales de estilo flamígero y mudéjar. En este edificio, edificado para conmemorar la batalla de Toro, es importante destacar la decoración heráldica ya que en un principio se pensó que podría ser capilla funeraria de los Reyes Católicos. En este proyecto le ayudaron Enrique Egas yEgas Cueman. Cuando falleció ocupaba el cargo de maestro mayor de la catedral y de las obras reales.




Toledo se convierte en uno de los grandes focos de la arquitectura peninsular de la segunda mitad del siglo XV. Para conmemorar el nacimiento del príncipe don Juan y la victoria conseguida en Toro en el año 1476, la reina Isabel funda el convento de San Juan de los Reyes en Toledo. Juan Guas será el encargado de llevar a cabo las obras.



CHARLES GAUTER DE ROUEN


De nombre Charles Gauter de Rouen, emigró a Barcelona desde Rouen durante la Guerra de los Cien Años. Se convirtió en arquitecto de las catedrales de Barcelona y Lérida, visitando Zaragoza y Sevilla, donde también trabajó en la construcción de la nueva catedral. Formado en el Gótico Internacional, dominaba la decoración de pequeña escala, preciosista y laboriosa.

El haram o sala de oración de la antigua mezquita, en uso como espacio cristiano religioso, definirá el ámbito de la nueva catedral. Tendrá cinco naves, de gran anchura -76 metros en total y 116 de longitud- y altura: 36 metros la central y 26 las laterales, alcanzándose la cota máxima en los 40 metros del crucero, siendo la mayor en superficie hasta la construcción de San Pedro del Vaticano. En las naves laterales se disponen capillas intercaladas entre los contrafuertes. En la actualidad es el mayor templo gótico del mundo y el tercero en dimensiones, sólo superado por la basílica de San Pedro del Vaticano y la catedral de San Pablo de Londres. La cabecera se modificó y la capilla de los Reyes es del siglo XVI. Dentro de las numerosas capillas se encuentran enterrados los reyes Fernando III, Beatriz de Suabia, Alfonso X y Pedro I y personajes ilustres como el cardenal Cervantes y Cristóbal Colón y su hijo Hernando.
En 1928 la catedral sevillana consiguió la catalogación de Monumento Nacional y en 1987 entró en el catálogo del patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Eugène Viollet-le-Duc

Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc (París, 27 de enero de 1814 - Lausana, 17 de septiembre de 1879) fue un arquitecto, arqueólogo y escritor francés. Representa una de las más importantes figuras de la escuela racionalista francesa, que rechazó la enseñanza de la Escuela de Bellas Artes, sustituyéndola por la práctica y los viajes por Francia e Italia.
Se dedicó principalmente a la restauración de conjuntos monumentales medievales como la Cité de Carcasona o el Castillo de Roquetaillade, siendo criticado por el atrevimiento de sus soluciones. Sus restauraciones buscaron recuperar o incluso mejorar el estado original del edificio, con un interés centrado más en la estructura y en la propia arquitectura que en los elementos decorativos. Utilizó el estudio arqueológico en el examen crítico inicial de los edificios, como paso previo para conocer su realidad y defendió el uso del hierro y la coherencia de la arquitectura gótica, en contra del eclecticismo.
Más importante es su aportación teórica, en la que defendió el uso de una metodología racional en el estudio de los estilos del pasado, contrapuesta al historicismo romántico. Sus teorías ejercieron una gran influencia en artistas posteriores, como Guimard, Gaudí, Horta o Vilaseca.


Biografía
Nacido en el seno de una familia de la alta burguesía, desde muy joven se interesó por la Arquitectura de la Edad Media y aunque fue discípulo de Aquiles Leclère, rechaza ingresar en la escuela de Bellas Artes deliberadamente para autoformarse recorriendo Francia e Italia con un bloc de notas en mano. En 1834 se casó con Elisabeth Cabrera.
En 1836 partió hacia Italia donde visitó Sicilia y se dedicó al estudio del arte griego y romano, regresando a París en 1837 para recorrer Francia y estudia sus monumentos más sobresalientes. Su erudición le valió el nombramiento en 1840 de inspector de los trabajos de restauración de la Sagrada Capilla bajo la dirección de Félix Duban. Ese mismo año la Comisión de Monumentos históricos, de la mano de Prosper Merimée, le encargó la restauración de la iglesia de Vezelay a la que seguirían otros trabajos que tuvieron gran resonancia.
En 1842 logró mediante concurso la restauración de Nuestra Señora de París junto con Lassus. Fue nombrado arquitecto de la abadía de San Dionisio en 1846, inspector general del servicio diocesano en Francia en 1853 y profesor de Historia del Arte y Estética de la Escuela de Bellas Artes, recién reorganizada por Vaillant, en 1863 aunque dimitió al año siguiente.
Supervisó todos los edificios medievales franceses que fueron restaurados siguiendo los principios arquitectónicos que se derivaban de sus formas (Castillo de Roquetaillade).
Entre otros reconocimientos fue nombrado oficial en 1858 y comendador en 1869 de la Legión de Honor y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Bélgica en 1863.
En los comienzos del sitio de París en 1870 organizó la legión auxiliar de ingenieros y con el grado de teniente coronel recibió el encargo del servicio exterior. Gran amigo de Napoleón III, se declaró librepensador provocando la reacción del clero y obligándose a dimitir de sus cargos de inspector general diocesano y arquitecto de las catedrales de Amiens, Clermont, Reims y París.
Teoría de la restauración
En sus teorías defiende que el restaurador debe ponerse en la piel del arquitecto-creador primitivo; entender el espíritu de la obra y aplicarlo a la reconstrucción de la misma. Trata de devolver al edificio su forma original (forma prístina), o como él entiende que debió haber sido, puesto que afirma que a partir de las partes que aún existen es posible reconstruir el total, por pura coherencia del estilo. Llegó a decir en su "Diccionario razonado de la arquitectura francesa", 1868: "El estilo es a la obra de arte, lo que la sangre es al cuerpo humano". Sostiene la necesidad de prescindir de actitudes subjetivas en la restauración, precepto que él mismo incumplía a menudo. Sus intervenciones sobre los diversos monumentos franceses se caracterizaron siempre por la primacía del estilo gótico, considerado superior por Viollet desde el punto de vista tanto técnico como estético. La llamada "unidad de estilo" perseguía resaltar los aspectos medievales del edificio intervenido, lo cual obligaba a eliminar o al menos alterar los elementos "inferiores" o secundarios añadidos con posterioridad en los momentos renacentista, barroco o neoclásico. Lo cierto es que en muchas ocasiones, las intervenciones violletianas provocaron la desaparición de interesantes añadidos de indudable calidad y valor histórico artístico, así como causaron la ruptura del proceso vital de la obra artística: el intervencionismo indiscriminado borraba de un plumazo las variadas huellas que señalaban el paso del tiempo en el edificio.

Viollet-le-Duc es una figura discutida, totalmente opuesta a John Ruskin, puesto que éste último defiende la conservación frente a la restauración. Se achaca a Le-Duc falta de rigor histórico al buscar una recuperación idealizada del edificio, añadiendo incluso partes que nunca habían existido. Sin embargo su influencia ha sido grande en toda Europa, llegando a crear escuela; en España por ejemplo se procedió a restaurar algunas partes considerables de la catedral de León, tales como el hastial oeste, la fachada sur o la cúpula barroca, intervenidas por Madrazo y Demetrio de los Ríos entre otros. De lo que no hay duda es de su profundo conocimiento del arte medieval, habiendo incluso quien lo considera un gran arquitecto gótico nacido fuera de tiempo.

ESCULTORES

Claus Sluter

Claus Sluter fue un escultor gótico de origen flamenco.
Su fecha de nacimiento se desconoce, pero se calcula en torno a 1350 en Haarlem. Murió en 1405 o 1406 en Dijon, Francia. Se le considera el principal representante de la escultura borgoñona en la segunda mitad del siglo XIV.
Vida
Sluter probablemente trabajó en Bruselas antes de trasladarse a la ciudad de Dijon, donde desde 1385 hasta 1389 fue asistente de Jean de Marville, escultor de la corte de Felipe el Atrevido, Duque de Borgoña. Desde 1389 hasta su muerte desempeñó el cargo de escultor de corte. Entre el 24 de septiembre de 1405 y el 31 de enero de 1406, murió en Dijon. Fue sucedido por su sobrino Stephan Sluter de Werve, que continuó con el cargo de su tío.
Aunque Sluter ha sido encuadrado dentro de los denominados estilo suave y gótico internacional, su estilo realista apunta al futuro y tiene una gran influencia en el desarrollo la escultura del siglo XV. Fue el más importante escultor de la Europa septentrional de su época y considerado pionero del realismo nórdico. Restauró la escultura figurativa a escala monumental y naturalismos propios de la época clásica. Su trabajo de madurez es muy emotivo, atento a las expresiones faciales y los detalles de sus esculturas, lo cual puede verse en particular en sus característicos ropajes pesados, que muchos otros imitaron más tarde.
Obras
Sepulcro de Felipe el Atrevido


Sluter fue responsable, en parte, del sepulcro de Felipe el Atrevido, en el que parece que trabajó desde 1385, pero fue acabada con el sucesor de Sluter, Claus de Werve. La parte alta del sepulcro incluye una imagen idealizada del duque, acompañado por dos ángeles y un león. A su alrededor, cuarenta plañidores en la parte baja, en forma de encapuchados, tema que alcanzó posteriormente gran difusión.
Portal de la Cartuja de Champmol


Su segundo gran trabajo es el programa escultórico de la portalada de la Cartuja de Champmol, mandada construir por Felipe el Atrevido cerca de Dijon. Se representa a María con el Niño (1391), presidiendo el parteluz, flanqueados por la pareja fundadora, Felipe y Margarita III de Flandes en el espacio de las jambas, con ménsulas y doseletes muy decorados. Aparecen también en el conjunto las figuras de san Juan y santa Catalina presentando a los donantes. Todas las esculturas del conjunto exhiben amplios vestidos y mantos, de complicados pliegues, que les otorgan una apariencia aristocrática. Es de destacar la presencia de los comitentes en un espacio reservado hasta ese momento a las figuras sagradas.
El Pozo de Moisés


De sus obras, la más famosa que ha llegado a nuestros días es el Pozo de Moisés (1395–1403), creado para el claustro de la Cartuja de Champmol. En principio, era un calvario monumental para el claustro, con seis figuras de profetas en la base de la fuente: Moisés, David, Jeremías, Zacarías, Daniel e Isaías y, sólo como fragmento, la Crucifixión. Parece que la obra se basó en la idea de la fuente de la vida (fons vitae). Las esculturas aparecen totalmente liberadas del marco, además de estar dotadas de un naturalismo extremo. Los tipos humanos son corpulentos, de volúmenes rotundos y gran monumentalidad. Esto se debe en parte a la forma de esculpir los ropajes, que tiene un caracter pesado y voluminoso con pliegues gruesos y profundos, muy peculiar del maestro. Es característica también la forma de captar las expresiones, convirtirtiendo las esculturas en auténticos retratos.


 
 

 JUAN GUAS